El reciclaje de cables eléctricos es una práctica crucial para la sostenibilidad ambiental y también para la economía circular. En São Paulo, procesos técnicos y legales rigurosos regulan el manejo correcto y la destinación de estos materiales.
Los cables eléctricos están compuestos principalmente por cobre, aluminio y polímeros aislantes. La separación adecuada de los metales y plásticos permite una recuperación eficiente, reduciendo la necesidad de extracción mineral, conforme a los principios establecidos por la Política Nacional de Residuos Sólidos – PNRS, Ley nº 12.305/2010 (planalto.gov.br).
En consonancia con la PNRS y regulaciones estatales, como las directrices de la CETESB para el Estado de São Paulo (cetesb.sp.gov.br), la gestión de los cables eléctricos desechados debe garantizar el reaprovechamiento de los materiales y la reducción del impacto ambiental.
El proceso típico de reciclaje involucra la recolección, clasificación, desforrado y trituración de los cables para la separación de los metales. Se aplican técnicas mecánicas, como granulación y separación por densidad, para maximizar la pureza de los materiales recuperados, conforme a la orientación del Sistema Nacional de Información sobre la Gestión de Residuos Sólidos (SINIR) (sinir.gov.br).
El compromiso de instituciones públicas y privadas en la recolección selectiva y logística inversa es fundamental para el éxito del reciclaje. Para la disposición segura de equipos electrónicos y accesorios, se recomienda agendar la recolección de basura electrónica. Esta acción minimiza riesgos de contaminación ambiental y promueve la reutilización responsable.
Para dispositivos que almacenan datos, como los discos duros y medios físicos, es imprescindible la disposición segura asociada al saneamiento, etapa que asegura la protección de la información conforme a los estándares de seguridad de la información (saneamiento de HD). Esto es esencial en operaciones que involucran confidencialidad y cumplimiento legal.
La conformidad con las normas ambientales vigentes y la transparencia en el proceso de reciclaje son prerrogativas para evitar sanciones administrativas, conforme a la legislación federal y estatal. La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) y la CETESB son los órganos responsables de supervisar y fiscalizar estas prácticas.
El reciclaje adecuado de los cables eléctricos contribuye a la reducción de la extracción de recursos naturales, disminución de residuos sólidos y mitigación de la contaminación ambiental. Además, promueve la responsabilidad socioambiental corporativa, agregando valor y conformidad a las actividades empresariales.
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