El creciente volumen de residuos electrónicos (RAEE) preocupa al mundo, dado el impacto medioambiental y la recuperación de los materiales contenidos en estos artículos. En 2023, el Global E-waste Monitor indica que se desecharon 57,4 millones de toneladas métricas de aparatos electrónicos en todo el mundo, con una tasa media de reciclaje inferior al 20%. Avanzar en políticas públicas y tecnologías de reciclaje es esencial para mitigar los riesgos ambientales y recuperar materiales estratégicos.
Los países de la Unión Europea y Japón destacan por su avanzada legislación, como la Directiva Europea sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) y el Plan de Gestión de RAEE de Japón, respectivamente, que imponen una responsabilidad compartida a generadores y receptores. Estas medidas promueven altas tasas de recogida y reutilización, además de fomentar la economía circular.
En Brasil, el marco legal está respaldado por la Ley nº 12.305/2010 (Política Nacional de Residuos Sólidos - PNRS) y detallado en el Sistema Nacional de Información de Gestión de Residuos Sólidos (SINIR). La Resolución CONAMA 401/2008 define criterios para la gestión de RAEE, aplicados en conjunto con acuerdos sectoriales. Sin embargo, todavía existen importantes desafíos relacionados con la recolección y la eliminación adecuada, lo que resulta en una tasa de reciclaje formal de menos del 5%, según datos del SINIR.
Brasil tiene una infraestructura limitada para el reciclaje a gran escala, lo que resulta en una alta informalidad y riesgos operacionales. Los avances tecnológicos en los procesos de desoldadura, separación de materiales y saneamiento de datos, incluyendo la eliminación segura de discos duros y soportes (programación electrónica), deben ampliarse para satisfacer las crecientes demandas y la seguridad de la información.
Los programas de recogida cualificada, como los impulsados por ecobraz (agendamento eletronico), son fundamentales para garantizar la logística inversa y el correcto tratamiento. La participación activa de los gestores públicos y de los sectores compradores posibilita el cumplimiento normativo y la mitigación del impacto ambiental.
Se espera que los avances normativos y las inversiones en tecnologías de reciclaje, junto con el fortalecimiento del SINIR, eleven la tasa de reciclaje formal de Brasil a niveles cercanos al 15% para 2025. La adopción de prácticas avanzadas de recolección, la eliminación adecuada y la higienización segura de los medios es imperativa para el cumplimiento y la sostenibilidad en el país.
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