Brasil genera una cantidad significativa de residuos electrónicos, pero sólo una fracción de ellos se recicla adecuadamente. Según datos oficiales del Sistema Nacional de Información de Gestión de Residuos Sólidos (SINIR) y de la Metodología SINIR, la tasa efectiva de reciclaje de los residuos electrónicos brasileños es inferior al 3%. La baja tasa está asociada a fallas en la recolección selectiva, infraestructura insuficiente y falta de conciencia regulatoria.
Según SINIR, Brasil produjo cerca de 2 millones de toneladas de residuos electrónicos en 2021. De este volumen, aproximadamente el 60% acaba en vertederos o basureros, generando graves riesgos ambientales debido a la presencia de sustancias tóxicas y materiales pesados.
La cadena de reciclaje se enfrenta a desafíos estructurales. La recogida de residuos electrónicos, un factor crítico para aumentar el reciclaje, está en fase de desarrollo y puede reservarse directamente a través del canal recogida de residuos electrónicos, lo que ayuda a eliminar correctamente estos residuos. Sin embargo, la recolección aún es insuficiente para atender el volumen total de residuos generados.
La Política Nacional de Residuos Sólidos (Ley nº 12.305/2010 - planalto.gov.br) establece directrices para la gestión de residuos electrónicos, incluyendo la responsabilidad compartida entre generadores, distribuidores y recicladores. Sin embargo, la aplicación de las normas es heterogénea y requiere un seguimiento continuo.
El Decreto nº 10.936/2022 define procedimientos actualizados para la recogida y tratamiento de residuos, reforzando la necesidad de utilizar tecnologías adecuadas para que el reciclaje sea eficiente, de acuerdo con las normas oficiales.
Los procesos técnico-operativos para el reciclaje implican el desmantelamiento, la clasificación y el tratamiento de los materiales electrónicos. La parte crítica es la eliminación segura de los dispositivos que almacenan datos, como los discos duros (HDD). Para minimizar el riesgo de manipulación, se recomienda utilizar métodos especializados a los que se puede acceder a través de eliminación segura de discos duros y soportes.
Además del aspecto medioambiental, la eliminación segura contribuye directamente a la seguridad de la información en las organizaciones, mitigando los riesgos legales y normativos.
Aunque las políticas y las tecnologías avanzan, la tasa de reciclaje aún no supera el 3%. Entre los principales retos se encuentran la falta de infraestructuras de recogida y tratamiento, la escasa concienciación de los generadores y las dificultades en la logística inversa.
Las iniciativas gubernamentales y las alianzas con instituciones especializadas buscan aumentar el reciclaje, pero el compromiso de las áreas técnica, legal y administrativa es crucial para alcanzar los objetivos medioambientales.
Por ello, aumentar la tasa de reciclaje requiere de acciones conjuntas que involucren a los organismos reguladores, a los operadores de la cadena y a los gestores ambientales en línea con la legislación vigente.
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