Cuando necesitas enviar equipos electrónicos o dispositivos tecnológicos, surge la pregunta: ¿debo enviarlos encendidos o apagados? Entender cuál es la mejor práctica es fundamental para garantizar la integridad del dispositivo durante el transporte.
Enviar equipos encendidos puede conllevar riesgos importantes. Los equipos encendidos son más susceptibles de sufrir daños causados por vibraciones, caídas o fluctuaciones de energía. El funcionamiento constante genera calor y consume los componentes internos, que pueden desgastarse o colapsar por golpes externos.
Al apagar un equipo, el riesgo de fallos internos se reduce considerablemente. Con el equipo apagado, los circuitos están en reposo, lo que evita cortocircuitos y otros daños eléctricos. Además, el transporte se vuelve más seguro y el aparato permanece intacto, listo para ser utilizado cuando llegue a su destino.
Independientemente del estado del aparato, algunas medidas son cruciales:
Algunos equipos, como servidores o sistemas de monitorización, pueden requerir el envío en condiciones específicas, a veces incluso encendidos, para su mantenimiento o prueba. En estos casos, es aconsejable pedir consejo al servicio técnico o a un profesional especializado para evitar problemas.
En general, es mejor enviar los equipos electrónicos desenchufados. Así se minimizan los riesgos, se protegen los componentes internos y se garantiza que el aparato llegue en perfectas condiciones de uso. Combina siempre el envío con el embalaje correcto y la preparación adecuada para una mayor seguridad.
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